Las partículas que forman los gases están unidas por fuerzas muy débiles. Debido a ello, los gases carecen de forma y volumen propios, adoptan la forma y tienden a ocupar todo el volumen del recipiente que los contiene.
Los gases pueden comprimirse y expandirse (los líquidos y sólidos no). Comprimiendo o enfriando un gas, éste puede pasar al estado líquido, como sucede con el gas licuado que contienen las bombonas de butano.
Los gases están compuestos por moléculas separadas entre sí pero en constante movimiento. Se reconocen como fluidos porque se desplazan con facilidad debido a que no presentan una estructura compacta y sus moléculas tienen libertad de movimiento. La distancia de las moléculas de un gas varía con la temperatura y la presión a las cuales se sometan:
Presión de los gases: las moléculas de un gas chocan entre sí y con las paredes del recipiente. Así ejercen presión sobre cualquier superficie con el cual entren en contacto. Por ejemplo: la atmósfera ejerce presión sobre la Tierra y sobre todos los cuerpos que sobre ella se encuentran, ésta presión depende de la cantidad de gases presentes en la atmósfera; la mayor presión atmosférica se presenta al nivel del mar y va disminuyendo con la altura. La presión atmosférica se mide con el barómetro, cuyo invento se debe a Evangelista Torricelli (1608-1647).
Temperatura de los gases: la temperatura es una medida del promedio de energía cinética de las moléculas de un cuerpo, en un gas esta energía es fija a una temperatura dada.
Si al inflar un globo, no paramos de soplar, llegará un momento en que la presión sea tan grande que lo reviente, expandiéndose el aire de su interior. Otro ejemplo sería, si con un dedo tapamos la boca de una jeringuilla y apretamos su émbolo, éste avanzará pues el aire que hay en su interior se comprime, mientras que si tiene agua, nos resultará imposible mover el émbolo, ya que los líquidos no se comprimen.
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